A Daril
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Mírate, mírate debajo de tus pestañas está ponderando el orden del universo. Y de repente vuelve la luz esa profecía del polvo, ese niño con barba que jamás me estorba ese plazo entre el día y la mirada: ese pequeño cántaro de gravedad. Hoy mi lenguaje está al vacío harapo de oruga esquela que se imanta sola. Reconquista del héroe mi sílaba va desde tu cadáver a la luz solar. Las estrellas sudadas se disputan por posarse bajo tu terreno fértil Lirad: a tu ciudad: mi basta herencia tribu de soles, alambres de agua: máquina de nube. De tus huesos imperiales se frota mi aroma contra la otra mitad del mundo. vengo c a n s a d o a tus pechos y manos después de tanto imprimir mi deuda en una moneda convertida en noche. Muerde señor de la alta hebra el juicio de mi altura para con tu pecho y víveme y jala estas espuelas que traigo y sacúdelas, aminora mi tregua de cantares y cantares y bajo el puente del Recreo asómate vital después de mis tres años de muerte.