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todo retrocede hasta ser nuevamente humanos no hay límites para el deseo tú y yo existimos tu cuerpo se adelanta a la misa y el mío ya está pidiendo ostias querido Lirad partes mi cuerpo como un pájaro y quedan sobre el horizonte mis pedazos esparcidos al alba. Te quedas con la lluvia y el oro. Quiero que todos los días tu manjar de hojas se posen en mis dientes y que tu leche estirada al infinito me toque insaciablemente. Porque desde todos los días jugará mi cuerpo con tu agua. Querido Lirad que me abres como a un pájaro mi vientre es un túnel y un campo Eliseo de roma antigua posa tu luz y tu bosque; incrusta una rama en mi mano y asciende esa uvilla enamorada hacia mi cabeza de perfume altivo Acechas mi intimidad ruedas por mi seguridad y me das paz sales de la aguja de la rosa y del pez de grada leones marinos acechan en la oscuridad de tu sexo y yo los bebo bebo esos leones marinos que recorren mi garganta dorada tu leche dorada brilla y se posa en casa astro tu leche adorna el cielo en la bóveda de la noche por eso todos los días [AÚN DESPIERTO] sueño. Alcanzo el cielo que brilla como un cordón de acero pulido dime que si bella perla de una hoja de achira bello volumen de todos los hombres: Dime que si ruedas, ruedo, rodé por tu pelo de broches macizos tu pelo áureo como campanas jamás muertas. Esos leones marinos cantan en mí, en el patio de mi infancia. Esos leones marinos de sal nacen en tu sexo y se distribuyen por mi rostro y por mi mandíbula hilos del dador de especies. Germen de la vida tallo de imagen y silueta de carne que se posa en mi lunar fálico Cada león marino tiene un lunar y con eso me enamora, cada vez que entras en mi casa y en mi maternidad me desato como una cuerda y grito largo como un trompo de arroz. Dime que sí porque quiero comerte, darte esa voz morder tu verano y plantar en tu casa mi soledad de globos flotantes. Dime que si para poner un grano de azúcar en tu saliva.