La pradera de la huella

y en las praderas de huella
algo encontró alzado con espinas
yo que no sé exclamar, se incendiaron las prendas
y en la pérdida del verbo
me apartaron de lo que se supone que hago hoy.

Aquello que me aparta de ti
crece y crece y con sus cabellos enredado voy
ladera de cuerpo
espigas intermitentes al sol del mediodía
pertinaz música
algo hirviendo en plumajes blancos:
selva de profunda quietud.

Tenemos una quietud escasa
Allá, en el lugar de donde no se quiere acordar
algo pesa
los terrestres años se pasan y pasan
y no se concreta el día de decidir el fuego
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